domingo, 13 de septiembre de 2009

Viva (pobre) México

¿Alguien necesita una Bandera Nacional, cantar el Himno, comer pozole y tostadas y gritar Viva México? Es posible que sea por esta razón:

La crisis económica que afecta al planeta tiende a acentuar el nacionalismo porque ante las consecuencias negativas el último refugio que le queda a la sociedad es la identidad nacional, señala Hernán G. H. Taboada, integrante del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El ser cosmopolita, es decir, un ciudadano del mundo que desea trascender la división geopolítica inherente a las ciudadanías de los diferentes países, puede funcionar en un ámbito de prosperidad, pero cuando surgen situaciones desfavorables, la persona necesita lazos de identidad, explica.

El autor del libro "La sombra del Islam en la conquista de América", coeditado por la UNAM y el Fondo de Cultura Económica, dice que lo ideal sería que en los próximos años Latinoamérica llegara a conjuntar los aspectos positivos del nacionalismo con los de la práctica civilizatoria.

Estas perspectivas siempre han estado en pugna, ya que la primera es identitaria y opta por las figuras representativas, mientras que la segunda busca imponer el avance de la modernidad, acota.

El nacionalismo, en su expresión más cerrada, es condenable, pero la idea cosmopolita de ser ciudadano del mundo tiene poco arraigo. El elemento patriótico como movimiento de cohesión es insustituible, indica.

Ser cosmopolita puede funcionar en un ámbito de prosperidad, pero cuando surgen situaciones desfavorables, se necesitan lazos de identidad, añade.

Hernán G. H. Taboada es académico de la Facultad de Filosofía y Letras y Maestro en Estudios sobre el Medio Oriente por El Colegio de México.